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  • Writer's pictureVigilance

No es el único asesino.


Un ensayo por Karen Moe

Traducción al español por Habacuc Morales



Soressa Gardner Un Collage de Covid 19 6" x 6" acrílico, papel, objetos encontrados, epoxi,

y brillo, 2020.



Hablante 1 (Inglès) Soressa Gardner

Hablante 2 (Español) Danielle Franco

Un agradecimiento especial y reconocimiento al Dr. Bonnie Henry de la Columbia Británica y a todos los presentadores de noticias, activistas y sobrevivientes incluidos en la muestra de esta composición.



Exposición del artista: Soressa Gardner.

Al embarcarme en este viaje de composición, acepté crear un collage de medios mixtos para usar como una partitura gráfica. Sobre un fondo negro, un pájaro canta la oscura noticia de Covid-19 y las burbujas negras de aislamiento se reúnen en el lienzo. Algunas contienen objetos aleatorios; en una hay una mujer solitaria, mientras que otras no tienen nada más que brillantes charcos de oscuridad. Todos están aislados del brillo circundante lo que significa conexiones y actividades perdidas. En la parte inferior derecha, una mujer se sienta en casa sobre una tocador lleno de libros. Una pequeña criatura en una pose de meditación acompaña tanto al pájaro como a la mujer.

La composición es un collage de sonido, que comienza con una prueba de aliento Covid-19: ¿Tengo o no tengo el virus en los pulmones?


“Los expertos sugieren hacer esta simple verificación todas las mañanas: respira profundamente y contén la respiración durante 10 segundos. Si esto se puede hacer sin toser, sin dificultad, esto demuestra que no hay fibrosis en los pulmones, indicando la ausencia de infección. Se recomienda hacer este control todas las mañanas para ayudar a detectar infecciones.” - Desconocido


Los datos de Wikipedia sobre Covid-19 se leen en inglés y se traducen al español. Las voces se extraen de las transmisiones de noticias e incluyen fragmentos del amado Dr. Bonnie Henry, Oficial de Salud Provincial de BC. El tono de las transmisiones va desde la información básica de autoprotección a la oscura comprensión de que con el aumento del aislamiento, la violencia doméstica está claramente en aumento. En un momento, un adolescente mexicano llama al 911 para pedir ayuda porque sus padres siempre están peleando durante la cuarentena. Acompañado de una creciente cacofonía de presentadores de noticias en inglés y español, activistas, trabajadores sociales y víctimas hay una pieza de piano compuesta con una escala cromática de 19 tonos.

Busqué en internet información sobre escalas musicales de 19 tonos y descubrí un resumen y una presentación de diapositivas de J. N. Hooker de la Universidad Carnegie Mellon, Pittsburgh, EE. UU: "Finding Alternative Musical Scales" (2017).[1] [2]


Soressa Gardner Julio 2020.

Con el programa de restricciones, el objetivo era encontrar escalas alternativas que compartieran muchas cualidades con las escalas mayores y menores clásicas de occidente. De este artículo altamente técnico y complejo, me aferré a una de las escalas más dedicadas del estudio, una escala diatónica de 11 notas basada en una cromática de19 notas, abarcando toda la octava. Contiene 3 semitonos (uno más que las escalas clásicas de 7 notas) e incluye armonías que estamos acostumbrados a escuchar en la música occidental.

Usando el instrumento de software Kontakt dentro de mi entorno de composición Ableton Live DAW (Digital Audio Workstation), creé una escala EDO (División Igual de la escala Octava) de 19 notas centrada alrededor de una tónica de A 220 Hz. Para componer con esta escala, utilicé notas adhesivas para etiquetar mi teclado. En este punto, deseé haber podido construir un teclado electrónico con configuraciones ajustables de teclas blancas y negras para indicar los nuevos patrones completos y medios de las escalas alternativas.

Musicalmente, pude haber escrito algo similar usando una escala convencional de occidente, pero esta nueva escala le da un toque de caos e inestabilidad a la pieza, en consonancia con el mundo desconcertante de la pandemia de Covid-19. Comencé con un sonido directo de piano electrónico y lo amplíe con una caja de sonido instrumento inspirado para agregar una sensación de circo a la música, particularmente durante un riff circular y repetitivo mientras las voces superpuestas se vuelven un clímax abrumador.

La pieza resuelve una reafirmación de la cruda verdad de que nuestras estrategias para contener la pandemia de Covid-19 han impactado negativamente el desbalance de poder entre el abusador y el abusado.


Notas: [1] https://public.tepper.cmu.edu/jnh/scales2.pdf


La escala cromática de 19 notas.




Picos: No es el único asesino de Soressa Gardner.

Por Karen Moe

La artista del paisaje sonoro Soressa Gardner construye un paisaje sonoro que comienza con una distorsión crepitante. Y luego un climax decisivo, glótico, que es tanto una apertura como un cierre: el nuevo mundo cerrado y el comienzo de otro día en cuarentena—condensado para obliterar la complacencia.

Y luego: respira. Respirar que se ha convertido en la topografía de un mundo gobernado por el despiadado coronavirus y la amenaza de perder nuestra capacidad de respirar. La amenaza a nuestros respiración no conoce fronteras ya que nuestras psiques se rigen internacionalmente por el autoexamen de la respiración; la transmisión a través de las partículas del aliento del otro; la respiración mantente-alejado-de-mí; la respiración enmascarada; la respiración no-tiene-sentido-usar-una-máscara; la respiración agitada; la respiración constreñida; el miedo constante a perder la respiración; la respiración cada vez menos profunda; la respiración ventilada y, al final, la muerte como el fin del aliento. El último. La respiración como ciclo: el principio, el medio y el final.

Y, sin embargo, Covid-19 no es el único asesino en un mundo que ha sido etiquetado como “la nueva normalidad,” un término irónico que se ha convertido en un nombre familiar, una parte de nuestro discurso que es tan cotidiano como los efectos que significa. Una trampa cíclica. Pero Covid-19 no es el único. Mientras que la gente ha hecho cuarentena en sus intentos de mantenerse a salvo del virus, las mujeres y los niños han sido expuestos a una situación cada vez más peligrosa pues los casos de violencia domestica han ido a la alta junto con el aumento de la propagación viral. Las respiraciones violentas; las respiraciones a gritos; las respiraciones palpitantes; las respiraciones batidas; las respiraciones llorosas; las respiraciones aterradas; las respiraciones violadas; las respiraciones silenciadas. Las últimas respiraciones asesinadas. Y lo cual, para muchas mujeres, está lejos de ser algo nuevo.

En el paisaje sonoro íntimo de Gardner, sin embargo, la respiración ahora está tiznada por una sirena. En discordancia armónica con la escalada de violencia doméstica, el lamento cotidiano de los vehículos de emergencia ahora es un chillido, cortando, rasgando nuestra superficie con la realidad de “la Sombra de la Pandemia,” lo que el New York Times ha calificado como “una infección oportunista.”

Y, sin embargo, a pesar de los informes espeluznantes, esto es normal: la violencia doméstica es una realidad que simplemente se ha exacerbado por la presión sobre el abusador: “pérdida de empleos, aumento del perjuicio a base de alcohol y uso de drogas, el estrés y el miedo, el legado de esta pandemia podría perseguirnos por años. Mucho de lo relacionado con COVID-19 no tiene paralelo y está fuera de nuestro control y entendimiento.” [1] Quizás fuera de nuestro control en términos de detener la propagación, encontrar la cura, pero lejos de nuestro entendimiento en términos de abuso doméstico y feminicidio. En México, 6 feminicidios por día han aumentado a 11.2. La mismísima vieja realidad; otro día más en la vida de una mujer que está perpetuamente bajo amenaza. "No es el único asesino,” repiten las voces en la composición de Gardner, narra las respiraciones aún vivas como subyacentes por golpes de tensión: sin tiempo establecido, sin coherencia tranquilizadora. Esperando otro brote, el siguiente pico. El golpe inminente.

“Coronavirus Covid Nineteen / Covid Diecinueve”, anuncian Gardner y Franco. “Es un patrón que se representa en todo el mundo.”[2]

Pausa. Respira. Tick-tock-tick-tock.

Gardner construye una infodemia a partir de muestras de la-vida-real destinadas a atacar: estadísticas / statisticos / ella habla con su voz al revés / Urgencia competente del Dr. Bonnie Henry / sciencie / sciencia / evidence / evidencia / all over the world / una cambiante y en constante evolución / una voz de fatalidad desde lo alto: Covid 19. Covid Diecinueve.

Entra a paso lento, pesado y depresivo una escala de piano tocando en 19. Un ciclo carnavalesco que podría volver loca a una persona a medida que se encierra como el seguro de la cuarentena. Rutinario en su discordia. Ho-hum. Otro día en un circo cíclico. Otro día de lo mismo. Otro día que no puedes salir. La locura cotidiana de lo “new normal.”

“Las llamadas de emergencia de mujeres sometidas a violencia por parte de sus parejas íntimas aumentaron un 60% en los estados miembros de Europa en abril, en comparación con el mismo período del año pasado ... deben continuar encerradas por seis meses, un extra de 31 millones de casos de violencia de género se esperan globalmente.” [3]

El paso lento, pesado y depresivo se vuelve un pisoteo: “los métodos coercitivos que utilizan los abusadores domésticos para controlar a sus parejas e hijos tienen un extraño parecido con los que usan los secuestradores para controlar a los rehenes y con los de los regímenes represivos para romper la voluntad de los presos políticos.”[4] En México, la mayoría de las llamadas de ayuda son declaradas como falsas. Hay una negación presidencial. La epidemia del feminicidio fue heredada de gobiernos anteriores. Nada nuevo. La matanza de las mujeres mexicanas ha sido tolerada por el estado durante décadas. 6, 8, 10, a más de 11 mujeres por día ahora. Abril del 2020 fue el mes más mortal para las mujeres en México durante los últimos cinco años.[5] Entre más oprimidos están los hombres, más intensa es la violencia contra las mujeres. Esto no es una excusa; pero es una realidad. "Las llamadas de emergencia de las mujeres sometidas a violencia por parte de sus parejas íntimas aumentaron un 60% en los estados miembros de Europa en abril.”[6] "En estos tiempos de gran estrés en la sociedad, la violencia aumentará, especialmente a puertas cerradas donde ya no hay tantos ojos como solía haber", dijo El Comisionado de Derechos Humanos de British Columbia, Kasari Govender, el pasado 17 de abril del 2020.[7] El abuso doméstico aumentará. Está predispuesto en una sociedad donde la gratificación personal se puede lograr mediante la explotación.

Tick. Tock. Tick. Tock. La info-demia de Gardner se vuelve espesa. Un pandemonio de voces. Informes. Súplicas. Estadísticas. El audio de la cuarentena de la artista cierra. All over the world.

“La organización benéfica de abuso doméstico más grande de Reino Unido, Refuge, reportó un incremento del 700% en las llamadas a su línea de ayuda en un sólo día, mientras que otra línea de ayuda para los autores de abuso doméstico que buscan ayuda para cambiar su comportamiento recibió un 25% más de llamadas después del inicio del confinamiento por el Covid-19.”[8]

“En B.C., Canadá, vemos eso evidenciado por la mayor demanda de servicios, por servicios contra la violencia. Un proveedor de servicios informó un aumento del 300 por ciento en las llamadas durante este tiempo.” [9]

Regresa el pisoteo. Está sobre nosotras; aplasta a las mujeres atrapadas en sus infiernos individuales de violencia cíclica. Listas para estallar. Estallido. Estallar.

“No sólo las mujeres hablan de esta urgencia,” me dijo Gardner. Reporteros hombres piden ayuda. Los presentadores masculinos presentan mujeres víctimas. Intentan dar voz a su silencio sistemático. La artista presenta a un niño mexicano. Una llamada al 911. Reportando a su padre agrediendo a su madre. “No me gusta ver esto." Un eufemismo como condicionado por la familia. Otra víctima de la violencia familiar.

“Yo quisiera saber en qué me pueden ayudar a cómo puedo solucionar este problema,” dice su hijo.

“I’d like to know how you can help me solve this problem,” says her son.

Los hombres que abusan y asesinan son la minoría. Algunos hombres hablan de la violencia perpetrada contra las mujeres. Pero eso está lejos de hacerlo parecer bien. En 1983, Andrea Dworkin se dirigió a la Organización Nacional para el Cambio de Hombres:

“Quiero hablarte sobre la igualdad, qué es la igualdad y qué significa. No es sólo una idea. No es una palabra insípida que termina siendo una mierda ... Significa algo más que renuncia personal. Significa un ataque sistemático, político, activo y público. Y ha habido muy poco de eso.” [10]

En 2017, Robert Jensen habla a los hombres: “Cualquiera que diga: “Nunca golpearía a un niño [o una mujer]” puede considerar cómo el rechazo de esa violencia en circunstancias normales podría cambiar en situaciones extremas que producen un estrés excesivo… Fui socializado en el patriarcado que me trajo una masculinidad tóxica que no sólo subordina a las mujeres sino que también paraliza mi capacidad de ser completamente humano.”

Entre más oprimidos están los hombres, entre más miedo, más intensa es la violencia contra las mujeres. Esto no es una excusa; pero es una realidad.

Los 19 de Gardner nos persiguen. Su composición de la nueva normalidad se expone como un mutante, una escala distorsionada que es producto de sí misma. “Yo quisiera saber en qué me pueden ayudar a cómo puedo solucionar este problema,” dice el hijo mientras su padre está golpeando a su madre. En primer plano, en el estruendoso foco del Coronavirus, hay debates sobre el tratamiento, la ausencia de una cura, controles diarios del Mundómetro, pánico. Preguntas. Preguntas. Respuestas vacías como Gardner que nos bombardea con que lo que sabemos con certeza es que no sólo hay un asesino en un mundo devastado por un aún incurable virus: la violencia contra las mujeres, los golpes, las violaciones, los feminicidios han estado aquí todo el tiempo. All over the world. Con o sin pandemia.

Notas:

[10] Andrea Dworkin Letters from a War Zone: Writings 1976-1989. New York: E.P. Dutton, 1989: 168-69.

[11] Robert Jensen The End of Patriarchy: Radical Feminism for Men. Melbourne: Spinifex Press, 2017: 21; 71.


Sobre las Artistas:


Soressa Gardner es una vocalista, compositora/improvisadora en laptop y algunas veces autora. Actualmente vive en Victoria, BC. Su agudo sentido de las emociones, color, humor y seriedad se expresan a través de largos cantos reforzados por manipulaciones electrónicas y sonidos de los mundos cuidadosamente confeccionados a partir de una variedad de técnicas de procesamiento de audio. Normalmente ella se presenta con el VEE (Ensamble Electrónico de Vancouver, Canadá). https://soressa.com/ https://www.instagram.com/soressagardner/?hl=en


Karen Moe es una escritora, artista visual, performer y activista feminista. Su trabajo se enfoca en el género, la violencia sistémica, y la justicia. Ha sido publicada en revistas como Border Crossings, ArtSpace, WhiteHot y Revista192. Es la editora y fundadora de la revista Vigilance: Fierce Feminisms. Karen ha exhibido y actuado en todo Canadá, en los Estados Unidos y en México y recién terminó su primer libro, Victim: a Manifesto. Karen vive y trabaja en Vancouver, Canadá y en la Ciudad de México. https://www.instagram.com/karenmoeart/


Sobre el Traductor, Habacuc Morales: Estudiante de enseñanza de español como lengua extranjera. Profesor de lengua italiana, francesa, portuguesa, español y náhuatl, así como traductor de las mismas. Amigo. Escritor. Viajero.

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